El conocimiento que el sujeto tiene de los fenómenos que le rodean, así como su interpretación llega a constituirse en un cúmulo de saberes que constituyen en capital que el ser humano poseen, al cual como producto del sujeto con su entorno se le denomina subjetividad, y en tal caso, el sujeto deberá defender su validez y permanencia en los círculos sociales, a tal grado que se asuma la postura de que se posee conocimientos verdaderos y no necesariamente porque han sido validados en el tiempo y el espacio, sino porque son conceptos con los que se ha convivido durante toda la vida. La formación académica que cada ser humano recibe a lo largo de su vida, ya sea en instituciones educativas o en el ambientes no formales, le permite apropiarse de saberes de forma tal que se constituyen en una coraza con la que se enfrenta al mundo, la cual le otorga seguridad al conducirse en sociedad, pues al fin de cuentas se trata de conceptos e ideas con los que ha crecido y se ha desarrollado. Una vez que asume su subjetividad llega a imposibilitar al sujeto a comprender que existen otras formas de ver una realidad.